martes, 20 de abril de 2010

Invasión

Entró el malvado sin saber cómo, cuándo ni por qué.
Invadiendo sin piedad, en la oscuridad.
Comenzó inmediatamente con su misión destructiva.
Ella yacía en la cama padeciendo las maldades del intruso.
Su padecer se reflejaba en su rostro: color ceniciento,
ojos entre cerrados, cabello pringado.
Entregada al maldito que le quitaba toda voluntad.
Fue entonces cuando comenzaron un ataque por todos los flancos.
Siete largos días pasaron, la estrategia dio resultado.
El médico destruyó definitivamente al maldito microbio.
Hay millones por el mundo pero ése que le hizo padecer gripe,
¡Ya no vive más!

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